“Cuando se adora a Dios, al Sol o al fuego lo que inmediatamente se adora es la intensidad o la fuerza, es decir, el fundamento de la energía anímica, de la libido” Carl Jung en Símbolos de Transformación
El Ashé es un concepto cosmológico fundamental en la religiosidad Yoruba, también presente en las prácticas espirituales sincréticas surgidas en América como resultado de la diáspora africana, como es el caso de la santería cubana y el candomblé brasileño.
El Ashé hace referencia a una fuerza vital y espiritual que da vida a todas las cosas, actuando como un poder organizador del universo que vincula a los seres humanos con lo sagrado.
Aunque dentro de la tradición Yoruba se considera que el Ashé está presente en todo lo existente, se cree que se concentra de manera más intensa en ciertos objetos sagrados, como collares consagrados, amuletos y tableros de adivinación. También que se encuentra en mayor intensidad en lugares específicos, como paisajes naturales y sitios de culto, así como en algunas personas en particular, especialmente aquellos que han pasado por los ritos de iniciación en la religión Yoruba o los babalawos, líderes espirituales Yorubas.
En Cuba, la expresión «Ashé» tiene diversas connotaciones que trascienden su significado religioso original. Puede referirse a una bendición, invocando protección, suerte y prosperidad sobre una persona o situación. La palabra Ashé también se emplea para describir la energía que impregna a alguien o algo. Se relaciona con la gracia, el don o la virtud de una persona, los cuales están vinculados con la energía particular que el orisha o divinidad protectora le infunde. De manera similar al uso del «amén» en la tradición cristiana, Ashé se utiliza igualmente para decir «así sea», afirmando y dando cierre a una declaración con la invocación de una fuerza espiritual.
Conceptos similares al Ashé pueden encontrarse en diversas tradiciones espirituales alrededor del mundo. El «Prana» del hinduismo, el «Qi» en la medicina tradicional china o el «Maná» en las culturas polinesias, entre muchos otros ejemplos, aluden a esta fuerza creativa primordial.
En la vida cotidiana, la idea de la energía vital operante se manifiesta a través de expresiones como tener buenas vibras, estar lleno de energía, sentir la energía del lugar, transmitir buena onda, tener un aura positiva, recargar las pilas, ponerle fe a algo.
Recientemente, la influencia de prácticas y creencias relacionadas con el «crecimiento personal» ha popularizado la idea del poder de la intención o la mente para «manifestar» o “decretar” deseos y objetivos.
El modelo de la psique planteado por Jung es un modelo energetista y alude de alguna manera a una energía primordial arquetípica nombrada al interior de la psicología junguiana como libido.
Que la fuerza te acompañe: la energía primordial en la cultura popular
La idea de una energía vital fundamental que vincula todo lo existente, se encuentra presente también en algunos de los universos imaginativos propuestos en el cine o la literatura
En la obra maestra de Gabriel García Márquez, Cien años de soledad, se describe una especie de fuerza mágica que parece guiar el destino de los habitantes de Macondo e influir en ciertos acontecimientos. Es posible reconocer los efectos de esta energía singular, a la cual no se le propone un nombre específico, a través de premoniciones o sucesos milagrosos que tejen una red de conexiones entre los personajes y los eventos que les rodean.
En una de las sagas de cine más populares Star Wars, a la energía primordial arquetípica se le nombra como «la Fuerza». Se le describe como un campo de energía mística que impregna todo el universo y conecta todos los elementos que componen la galaxia.
En uno de los episodios el Maestro Jedi Yoda le describe a Luke la Fuerza en los siguientes términos:
“Su energía nos rodea y nos une. Seres luminosos somos nosotros… no esta cruda materia. Debes sentir la Fuerza a tu alrededor. Aquí, entre ustedes… ¡yo, el árbol, la roca…¡por todas partes!”
La Fuerza suele asociarse en Star Wars con la fortaleza interior, la sabiduría y la intuición. Se manifiesta en diversas habilidades como la telequinesis, la precognición y la influencia mental. Se puede acceder a ella a través de la meditación, el entrenamiento físico y mental, así como mediante la adherencia a los códigos éticos de cada aspecto que la componen ( lado luminoso u oscuro)
El poder de la Fuerza se invoca hacia una persona o un grupo mediante la expresión «que la Fuerza te acompañe», un saludo que ha sido ampliamente adoptado y citado en la cultura popular.
El productor de Star Wars, Gary Kurtz, afirmó en el libro How Star Wars Conquered the Universe que dicha expresión evocaba la frase bíblica “Que el señor esté con vosotros”
En ocasiones, en los universos imaginativos, la energía creativa primordial se relaciona o proviene de un material concreto como El Unobtainium en la película Avatar o el Mithril de El Señor de los Anillos.
La energía vital como imagen arquetípica: lo extraordinariamente eficaz
La presencia generalizada de ciertos motivos, temáticas o ideas en las manifestaciones culturales de todo tiempo y lugar, le sugirió a Jung el planteamiento de una especie de matriz común de la que emergen dichos aspectos. A esta fuente primordial la denominó inconsciente colectivo.
Jung consideró dichos motivos típicos como arquetípicos, primordiales y universales, aunque sus representaciones e imágenes varían según la época y el lugar donde se manifiestan.
Además de estar presentes en mitologías y los cuentos populares de todos los pueblos, los aspectos arquetípicos también surgen espontáneamente en los delirios y alucinaciones psicóticas, así como en los sueños de todas las personas.
En el extenso ensayo Símbolos de Transformación (1914) Jung describe como en las mitologías de casi todas las culturas tradicionales se encuentra presente la idea de una energía primordial, una potencia mágica que incide como fuerza creativa en la naturaleza y en el destino de la vida individual y colectiva. Esta energía es contemplada como una fuerza objetiva, y a la vez, como un estado subjetivo de intensidad. Resalta Jung que lo más específico de esta fuerza es su carácter operante y “extraordinariamente eficaz”.
Jung menciona que esta energía eficaz y operante ha sido relacionada, y comparte la misma denominación en algunas culturas, con elementos como el sol, el fuego, el viento o la luz. Estos elementos, que han sido objeto de adoración, se han considerado tradicionalmente como expresiones de lo divino, del misterio, de lo absoluto.
En el mismo ensayo, Jung realiza un recuento de las tentativas tanto mitológicas como filosóficas para formular y hacer patente la fuerza primordial creadora que experimentamos de manera subjetiva como anhelo o pasión. Relaciona este principio creativo con el «alma del mundo» y con lo Uno, mencionando imágenes como Eros, Fanes, Priapo y el Dioniso tebano.
Destaca también, como la imagen del Espíritu Santo, uno de los aspectos de la Trinidad cristiana, alude también a esta energía trascendente. En este sentido, señala: «El alma, como alma ‘superior’, se llama Afrodita celeste; como ‘inferior’, Afrodita terrena. Conoce ‘los dolores del parto’, etc. No es sin razón que la paloma de Afrodita es el símbolo del Espíritu Santo»
Cita Jung como ejemplos ilustrativos de esta “potencia mágica” en culturas tradicionales, la creencia, entre los indios Dakota, de una fuerza que emana el Sol a la que denominan Wakanda: “La Luna es wakanda, como también lo son el trueno, el rayo, las estrellas, el viento, etc. También las personas, especialmente el chamán, son wakanda, y asimismo los demonios de los elementos, los fetiches y demás objetos rituales, muchos animales y algunas comarcas de carácter especialmente llamativo”.
Menciona además cómo la palabra Wakanda puede traducirse como “misterio”, pudiendo significar también fuerza, sagrado, antiguo, grandeza, animado o inmortal. Destaca cómo en algunos casos la expresión para designar dicha energía se utiliza también como exclamación al percibir algo que se percibe como asombroso y maravilloso.
Conceptos similares al de Wakanda entre los dakotas, menciona Jung, son “ el Oki entre los iroqueses, manitú entre los algonquinos, chirunga de los aborígenes australianos, entre muchos otros.
Jung propone que las concepciones con respecto a dicha energía varían en relación a las diferentes etapas del desarrollo de la consciencia. En la etapa preanimista este principio se concibe como la «fe en una fuerza de la que se supone que actúa conforme a determinadas reglas y leyes comprensibles, una fuerza que puede ser examinada y dominada» En la etapa animista esta concepción básica se repite en forma personificada “Aquí son almas, espíritus, demonios y dioses los que provocan los efectos extraordinarios”
Otras conceptos relacionados con la energía básica primordial pueden ser el Prana, de la filosofía Hindu. El Chi o Qi en la filosofía y medicina tradicional china.
La energía vital como concepto filosófico
Jung menciona conceptos filosóficos relacionados con la energía primordial que le sirvieron como referentes para la construcción de su concepto de la libido.
Uno de estos conceptos es el Élan Vital de Henri Bergson, quien en su obra La evolución creadora (1907) propone la existencia de una fuerza vital y creativa que impulsa la evolución y el desarrollo de los seres vivos. A esta energía se le atribuye la responsabilidad de la creatividad y la innovación en la naturaleza.
Otro concepto es la voluntad de poder de Friedrich Nietzsche, que alude a una fuerza que impulsa a los seres vivos a crecer, dominar y superar obstáculos. La voluntad de poder no se limita a la supervivencia o la reproducción, sino que busca la expansión y el fortalecimiento tanto del individuo como de la especie
Cita también Arthur Schopenhauer, que en su obra «El mundo como voluntad y representación» (1818), propuso que la voluntad es la esencia fundamental del mundo y de la vida. Para Schopenhauer, la voluntad es una fuerza irracional y ciega que impulsa todas las acciones y fenómenos, tanto en los seres humanos como en la naturaleza.
Aristóteles, en su filosofía, utilizó el concepto de entelequia , que se refiere al estado de ser completo o realizado de una entidad. En su obra «Metafísica», Aristóteles describe la entelequia como el fin o propósito inherente de una cosa, su pleno desarrollo o perfección. Este concepto está relacionado con la idea de que los seres vivos tienen un impulso natural hacia la realización de su potencial.
Es posible relacionar también la imagen de la libido con el concepto de conatus,de Baruch Spinoza, que introdujo este término para describir el impulso innato de cada ser para perseverar en su existencia. Según Spinoza, el conatus es la esencia misma de cada cosa, manifestándose como un esfuerzo para mantener su ser y mejorar sus condiciones de existencia.
La energía vital en la psicología junguiana: la libido
En el modelo propuesto por Jung para la psique humana se plantea como necesaria la formulación de la existencia de una energía psíquica, fuerza motriz de todos los ámbitos de la existencia, a la que se refirió con el término de libido.
Jung consideró la concepción energetista de la psique en sintonía con la idea arquetipal de una energía primordial “La propagación casi universal de la primitiva concepción de la energía es una clara señal de que, ya en sus primeros estadios, la consciencia humana sentía la necesidad de designar de un modo gráfico y expresivo el dinamismo percibido del acontecer anímico. Por ello, cuando insistimos en nuestra psicología sobre la concepción energetista sintonizamos con los hechos psíquicos que desde tiempo inmemorial están sepultados en el espíritu humano”
Para Jung, la energía psíquica, relacionada con lo que subjetivamente experimentamos como instintos o pulsiones internas, emociones, pasiones, intereses o deseos, se encuentra en constante flujo y transformación. De esta manera, se reconoce entonces, como nuestros intereses, prioridades, retos y perspectivas se van actualizando, modificando y refinando a lo largo de la vida.
El influjo de la libido no se entiende entonces en la psicología junguiana como reducida a la esfera sexual (como lo propone el psicoanálisis freudiano) sino que abarca, además de las pulsiones fisiológicas básicas como: el hambre, la sed o el sueño; deseos más complejos o refinados como: la creatividad, la reflexión, la búsqueda de significado, así como el anhelo de autorrealización o de plenitud personal.
En este sentido Jung plantea entender la esencia de la libido como “las necesidades corporales tales como el hambre, la sed, el sueño, la sexualidad, los estados emocionales, los afectos. Todos estos factores poseen diferenciaciones y ramificaciones muy sutiles en la complicadísima psique humana… De ahí que cuando hablemos de libido sea más prudente entender por tal un valor de energía que puede comunicarse a cualquier sector: poder, hambre, odio, sexualidad, religión”
Se plantea que la libido es la energía que nos estimula y nos convoca a transitar por las circunstancias y experiencias necesarias para el despliegue de nuestra mayor autenticidad. Se propone entonces a la libido como el motor del proceso de individuación o maduración de la personalidad al que todos estamos abocados a lo largo de la vida.
Símbolos de transformación: muerte y renacimiento
Jung propone que el mito prototípico del héroe solar, presente con variaciones en todas las culturas, sería la expresión simbólica del proceso de transformación de la libido, del desarrollo de la conciencia tanto individual como colectiva.
Las diferentes circunstancias por las que atraviesa el héroe son las experiencias necesarias para la transformación y refinamiento de la libido. El viaje heroico implica transitar por una serie de muertes y renacimientos. que permiten acceder a etapas cada vez de una mayor complejidad e integralidad.
“El más noble de todos los símbolos de la libido es la figura humana del demon o héroe. Con ella abandona el simbolismo el ámbito de lo objetual, y adopta forma humana, es decir, la figura del ser que pasa del sufrimiento al gozo y del gozo al sufrimiento, y que, como el Sol, tan pronto asciende a su cenit como se hunde en noche tenebrosa, para volver a resurgir de ella otra vez resplandeciente”
La libido como ánima, como Kundalini, la pulsión divina
La meta del camino del héroe se representa como la búsqueda de un tesoro, una tierra prometida, la piedra filosofal, el Santo Grial, la búsqueda de la amada. Estos símbolos encarnan el anhelo profundo de alcanzar un estado superior del ser. Reflejan el deseo del héroe de superar desafíos y transformarse en algo más grande y significativo. Estos aspectos funcionan como estimulantes para un viaje que es tanto externo como interno.
La kundalini, en el hinduismo, es la energía vital representada como una serpiente enroscada en la base de la columna. Su despertar conduce a un aumento de la conciencia y la unión con lo divino.
En el ensayo de la psicología del Yoga Kundalini, Jung relaciona la imagen del ánima, con la del Kundalini. “Kundalini, en términos psicológicos, es aquello que nos impulsa a realizar las mayores aventuras. A veces uno se dice: «¡Maldita sea! ¡Cómo se me ocurrió intentar semejante cosa!». Pero si me doy la vuelta, mi vida queda despojada de toda aventura, mi vida ya no es nada: ha perdido su encanto. Es la búsqueda la que hace vivible la vida, y esto es Kundalini, la pulsión divina. Por ejemplo, cuando un caballero medieval realizaba hazañas maravillosas, como los grandes trabajos de Hércules, cuando combatía dragones y liberaba doncellas, todo lo hacía por su dama. Ella era Kundalini, El ánima es Kundalini”
La serpiente, uno de los símbolos de la libido y de la kundalini, aparece en escena cada vez que es necesario que seamos expulsados de un paraíso, esto es, cuando nuestra psique anhela y necesita transitar a una etapa de mayor consciencia, individualidad, complejidad e integralidad.
La libido como “la que sabe”
En los relatos mitológicos de la religión Yoruba (patakies) se enfatiza que es necesario tener un nivel elevado de Ashé para alcanzar el equilibrio y la armonía en la vida. Se afirma también que, a través del Ashé, los devotos pueden lograr la sabiduría, la protección y el favor divino.
Jung propone entender la psique como un sistema autorregulado, otorgando a la libido una cierta intencionalidad. La libido «sabe», por decirlo de alguna manera, hacia dónde debe dirigirse para favorecer la salud general del individuo, su maduración, crecimiento y sanación
Para Jung, los sueños nos permiten acceder a la sabiduría de un viejo sabio o de una anciana de un millón de años, figuras simbólicas que «habitan» en nuestra psique y contienen la experiencia acumulada de la humanidad a lo largo de su evolución. Esta sabiduría puede orientarnos en los grandes cuestionamientos que han formado parte de la existencia humana desde sus inicios.
Acerca del viejo sabio, que es una de las imágenes que también hace parte del viaje heroico afirma “hablamos de esa figura como una personificación de la sabiduría heredada de los siglos, la verdad que se ha tornado instintiva a través de la experiencia, podríamos decir, que ha sido vivida millones de veces, una especie de sabiduría natural que nace en nosotros y a la que debemos la coordinación de nuestro sistema tanto biológico como psicológico: la vieja experiencia que aún es visible en nuestros sueños y en nuestros instintos”
En Star Wars la “fuerza” actúa también como una guía, ayudando a dirigir las acciones y el camino de una persona en la vida.
La libido como contraste de polaridades: la emoción como factor movilizador
La Fuerza, en Star Wars, se considera una energía neutra, ni buena ni mala en esencia. Los Jedi, representantes del lado luminoso, la utilizan para promover la paz y la justicia, mientras que los Sith, representantes del lado oscuro, la emplean con fines de poder, dominación y control.
Uno de los principios centrales relacionados con la Fuerza, es la idea de la necesidad del equilibrio y la armonía entre la luz y la oscuridad, del bien y el mal, para el adecuado funcionamiento del universo. Algo similar se plantea para Ashé en la religiosidad Yoruba.
Para Jung. el concepto de contraste es inseparable e inherente al concepto de libido “Todo fenómeno energético (en realidad no hay fenómeno que no lo sea) pone de manifiesto principio y término, arriba y abajo, caliente y frío, antes y después, origen y fin, etc., es decir, los dobles contrapuestos”
Para Jung la energía psíquica emerge de la tensión de las polaridades internas que nos constituyen (consciente-inconsciente, masculino-femenino, introversión-extroversión, persona-sombra) “La vida sólo nace de la chispa de los opuestos” planteó
Consideró que la emoción, los afectos que surgen de la tensión de los contrarios se constituyen en motor de la transformación “el conflicto genera fuego, el fuego de los afectos y de las emociones, y como todos los otros fuegos, este también tiene dos aspectos, el de la combustión y el de la creación de luz… las emociones son la principal fuente de consciencia. No hay transición de la oscuridad a la luz o de la inercia al movimiento sin la participación de la emoción”
Propuso que lo óptimo vital, esto es, el desarrollo pleno de la personalidad, sólo puede alcanzarse “ obedeciendo a las leyes de la fluencia de la libido, por las que sístole y diástole se suceden, que dan la alegría y la necesaria limitación que establecen las misiones vitales de naturaleza individual, sin cuyo cumplimiento lo óptimo vital no podrá alcanzarse nunca”
“Dios” en nosotros, el Sí mismo como hipótesis necesaria
El Ashe, el Ki, y los demás conceptos relacionados aluden a la energía operante de un aspecto inefable, indeterminado, que escapa a nuestra comprensión racional. Para la mitología Yoruba este aspecto es nombrado como Olodumare.
La etnógrafa Lydia Cabrera lo describe de la siguiente manera: «El Santo más grande y más viejo, no tiene trato directo con nadie..fabricó el cielo con el sol y las estrellas y la tierra y los árboles y cuanto vive en ella, y mandó al mundo a los hombres desnudos y con hambre. Hizo el mundo, los Santos, los hombres, los animales, y luego les dijo: Ahora arreglense ustedes. Y se fué. Olofi se jubiló. Delegó en su hijo Obatalá, su heredero, el Olofi efectivo». Este Ser desprendido de su creación, en el que no se piensa. «porque no se puede se puede comprender» y que obliga a tan poco, pues «no pide nada solo respeto, , «se nombra siempre» pero no recibe culto. ni come», «ni baila»
En Oriente, lo absoluto incognoscible se denomina Tao, que ha sido traducido como «camino» o «sentido». En el Tao Te Ching se dice: «El Tao es infinito, eterno. ¿Por qué es eterno? Nunca nació, por lo tanto, nunca puede morir. ¿Por qué es infinito? No tiene deseos para sí mismo. Por eso está presente en todos los seres».
Jung consideró que la imagen de un aspecto incognoscible y misterioso que alude a lo «numinoso» es una idea arquetípica y universal. En la psique, este concepto se corresponde con un factor psíquico operante que Jung denominó el «Sí Mismo» o «Self»
En su artículo sobre la personalidad mana, Jung describe a Sí Mismo como: “Ese «algo» que es ajeno a nosotros y a la vez sumamente próximo, nosotros mismos y a la vez lo que nosotros no podemos reconocer, un punto central virtual de una constitución tan misteriosa que puede reivindicarlo todo, incluso su parentesco con animales y dioses, cristales y estrellas..Ese algo reclama también todo eso, y no tenemos nada en nuestras manos con que corresponder equitativamente a esa exigencia, y aun así nos sentimos aliviados al oír su voz… Intelectualmente, el sí-mismo no es más que un concepto psicológico, una construcción que aludiría a una entidad que no podemos comprender porque transciende todas nuestras capacidades cognoscitivas, tal y como se desprende de su misma definición. Con los mismos derechos podría darse a esa entidad el nombre de «Dios en nosotros». En apariencia, los comienzos de nuestra entera vida anímica tienen su origen inextricable en este punto, y todas las supremas y ultimísimas metas parecen tener en él su fin. No hay modo de escapar a esta paradoja, tal y como ocurre siempre que intentamos describir algo que transciende los límites de nuestro entendimiento”
Jung reconoce al Si-mismo como un constructo que no puede demostrarse de manera científica pero que funciona como una hipótesis necesaria que se justifica psicológicamente: “la idea de un sí-mismo es en sí y para sí un postulado transcendente que, si bien puede justificarse psicológicamente, científicamente no se puede demostrar. Dar un paso más allá de la ciencia es un requisito indispensable del desarrollo psicológicos aquí descrito, porque sin este postulado no sabría cómo describir satisfactoriamente los procesos psíquicos que empíricamente tienen lugar. De ahí que el sí-mismo reclame para sí por lo menos el valor de una hipótesis, al igual que la estructura del átomo…el sí-mismo es algo vivo y sumamente poderoso que desafía todas mis capacidades interpretativas. No pongo en absoluto en duda que el sí-mismo sea una imagen, pero es una imagen en la que estamos todavía contenidos”
La inclinación natural de la libido: la ecuación arquetípica, el mito personal
El proceso de autorrealización o individuación, como lo denominó Jung, es concebido como el despliegue de una singular ecuación arquetípica, es decir, un reparto único de factores internos que buscan el despliegue en cada individuo a lo largo de la vida.
Se propone entonces que cada quien posee un “currículum único” de temas, heridas, potenciales no vividos, que como materias pendientes se le cruzan una y otra vez en el camino.
La libido, en este contexto, actúa como una fuerza que nos guía hacia las circunstancias necesarias para abordar y resolver ese currículum, promoviendo la integración y la transformación personal
Se plantea que la libido tiene, por así decirlo, una inclinación natural: es como el agua, propone Jung, que debe tener una pendiente para fluir.
“La libido, como la energía física, pasa por todas las transformaciones posibles, proclamadas por las fantasías del inconsciente y por los mitos. Estas fantasías ..siguen una «senda» determinada en su afluencia. Esta senda es la expresión pura y simple de la energía que fluye y se manifiesta. La senda es ruta, es la «senda justa». el río de la energía vital, de la libido, el cauce determinado por el que es posible una afluencia siempre renovada. Esta senda es también el destino en cuanto el destino depende de nuestra psicología. Es la senda de nuestra determinación y de nuestra ley”
El conocer la orientación de dicho flujo nos permite colaborar conscientemente con aquello que está buscando desplegarse en nuestra psique, la vida no vivida en busca de manifestación..
Otra manera en la que Jung plantea el camino singular de cada persona es a través del concepto del mito personal. Jung sostiene que cada individuo tiene una historia única, un mito personal que guía su vida y desarrollo. Este mito personal se manifiesta en los sueños, fantasías y experiencias significativas, y ayuda a la persona a encontrar sentido y propósito en su vida.
El Ashe como don o gracia: la libido como daimon personal
En la mitología Yoruba se considera que cada individuo nace con un destino predeterminado, conocido como Ayanmo. Este destino es trazado por los orishas (divinidades ancestrales) y por la propia alma o conciencia (ori) antes del nacimiento.
Cuando un alma elige su destino también está eligiendo un patrón energético particular o fuerza espiritual para guiar su conciencia a través de una reencarnación particular. Este patrón energético se convierte en el principal Orisha venerado, nombrado como ángel guardián en la Santería cubana.
El Orisha tutelar influye en la personalidad del individuo y puede reconocerse examinando sus rasgos de personalidad o mediante la adivinación. Cada persona posee un don o una gracia que está relacionada con las particularidades del Ashe de su orisha tutelar, y cuyo despliegue se experimenta como realización.
Jung propone entender la libido como la energía al interior del alma. Para Jung esta energía, es la expresión de la “chispa divina” en cada individuo y «se pone de manifiesto en la apremiante, casi irresistible necesidad de ser lo que se es, del mismo modo que cada organismo tiene que tomar por fuerza la figura propia de su ser».
Uno de los creadores de la psicología arquetipal, James Hillman, retomando la imagen del Daimon socrático, plantea que la motivación para el despliegue de nuestra vocación, de nuestro aporte singular al mundo, se encuentra mediatizado por el Daimon interior de cada uno.
“Cada vida está formada por su imagen única, una imagen que es la esencia de esa vida y la llama a un destino. Como fuerza del destino, esta imagen actúa como un daimon personal, un guía acompañante que recuerda tu llamado…Voy a utilizar muchos de los términos para designar esta bellota-imagen, carácter, genio, vocación, daimón, alma. En Egipto hubiera podido ser el Ba, con quien uno podría conversar. Entre las personas que siguen prácticas chamánicas es el espíritu, el alma libre, el alma animal»
El Daimon, que se constituye en una de las imágenes que representan la libido, se manifiesta en nuestros rasgos de carácter, podemos ser «hijos» de Saturno, de Afrodita, de Mercurio. Se revela en las circunstancias que inevitablemente nos vemos abocados a afrontar, en las oportunidades que se presentan y en las puertas que se cierran, en los triunfos y en las derrotas.
Se evidencia también en los miedos, fobias, obsesiones, ilusiones que nos atraviesan, en las sincronicidades que nos acontecen. En todo aquello que nos conduce a expresar nuestro aspecto más genuino, aquello para lo que hemos sido «llamados». El Daimon también es el factor que promueve la salud, la sanación, la maduración de la personalidad, la enfermedad y la muerte.
Los deseos profundos de nuestra alma, nuestro “mito personal”, a veces no coinciden con las expectativas de nuestro ego, el cual suele identificarse con los criterios de éxito predominantes, buscando seguridad y reconocimiento. Es entonces, en ciertos momentos, a partir de una derrota del ego, de la frustración de nuestras expectativas conscientes, que se nos impulsa al despliegue de nuestro camino singular.
La dinámica energética: progresión-regresión
Según la tradición Yoruba, el Ashé se puede aumentar o disminuir según las acciones del individuo y su conexión con el mundo espiritual. El buen carácter y el comportamiento ético, tal como lo propone la mitología Yoruba, son fundamentales para influir en el Ashé. Además, se realizan rituales y se llevan a cabo ofrendas para desbloquear este poder.
Jung menciona en Símbolos de transformación como entre algunas comunidades indígenas americanas existe el concepto de Wakan aludiendo a las relaciones con la mencionada energía primordial “A través del ayuno, de la oración y de las visiones, el hombre puede volverse wakan… Por eso se reza a las armas antes de luchar (para fortalecerlas a base de cargarlas de libido). Mediante el wakan se establece la relación entre lo visible y lo invisible, entre lo vivo y lo muerto, entre la parte y el todo de un objeto”
Al interior de la psicología junguiana se plantea que la ley de conservación de la energía de la física se aplica también a la energía psíquica. Cuando la energía no se encuentra disponible para actividades exteriores, lo cual experimentamos como depresión, desmotivación, falta de sentido, se intensifica su influjo en las dinámicas inconscientes.
En la depresión entonces la energía no desaparece del sistema sino que se encuentra dinamizando aspectos inconscientes. La intensificación de la libido en la consciencia es experimentada como manía.
El influjo externo de la libido, nombrada como progresión, fomenta la adaptación al mundo; la regresión o influjo interno, de manera paradójica conduce también a nuevas posibilidades de desarrollo a partir de los frutos que se obtiene de la confrontación del ego con los aspectos inconscientes, los complejos, la historia personal, las debilidades, carencias, y todos aquellos problemas difíciles y dolorosos que emergen durante una regresión. Las actitudes y perspectivas obtenidas de esta confrontación pueden ser desplegadas cuando la libido vuelva a estar disponible para la actividad consciente.
El sacrificio del animal como refinamiento de la energía psíquica
El sacrificio de animales forma parte integral de los rituales de la religiosidad Yoruba. A través de los sacrificios, los practicantes buscan establecer conexión con los orishas, solicitar favores, protección, o agradecer por los beneficios recibidos.
Marie-Louise von Franz, una de las más destacadas analistas de la primera generación, profundizó en el simbolismo de mitologías y cuentos populares de todo el mundo. La autora señala cómo en muchas historias, a pesar de que el personaje del animal funciona como ayudante y guía, al final resulta mutilado o sacrificado.
“A menudo, al final de una historia el animal servicial – el zorro, por ejemplo en el cuento de los Grimm, El pájaro dorado- pide al héroe que le corte las patas y la cabeza. Cuando el héroe lo hace con el corazón pesado, un príncipe encantado se levanta del cuerpo del Zorro”
Von Franz propone interpretar el sacrificio del animal como «la revelación repentina del significado espiritual que parece estar detrás de la «corrección» del instinto animal». Asimismo, resaltó cómo las personas necesitan seguir sus pulsiones internas, pero en cierto momento de la vida también hay una exigencia para que estas pulsiones sean de cierta manera «sacrificadas».
En este mismo sentido, Barbara Hanna, otra de las más prolíficas analistas, plantea que para extraer el “oro” de las emociones que están en el instinto, es necesaria la diferenciación con dicha emoción para no «sucumbir» a la identificación con ellas. “Si no puedes hacer esto, eres su presa y te conviertes en un animal salvaje divorciado de la conciencia, simplemente disuelto en el inconsciente” Cuando se realiza el trabajo de diferenciación “entonces comienzas a extraer el oro del corazón de tu instinto, y aquí dejas Manipura y entras en Anahata”.
La autora recuerda igualmente que el anhelo de controlar los instintos es una ilusión, lo que podemos hacer es “ aprender a aceptarlos y a desidentificarse de ellos y así, extraer algo del oro de su significado arquetípico”
En un sentido similar Jung afirmó “la realización y asimilación del instinto nunca tienen lugar en la esfera pulsional” sólo se lleva a cabo “mediante la integración de la imagen que representa y que al mismo tiempo evoca el instinto”
Se sostiene entonces que la realización y asimilación del instinto nunca puede ocurrir en nuestros instintos mismos, porque cuando actuamos o nos hundimos en el reino instintivo, actuamos ciegamente. El “sacrificio” del instinto permite la revelación de su aspecto espiritual, sutil. La renuncia a la satisfacción inmediata o literal es lo que nos permite acceder a lo simbólico transformador. Jung plantea el símbolo como la máquina transformadora de la energía psíquica.
El uso utilitario del inconsciente, la subordinación del ego al Self
En el mito prototípico, el héroe se enfrenta a la muerte, ya sea literal o metafórica, entregándose voluntariamente a una causa mayor que su propia existencia. Este sacrificio simboliza la muerte o la trascendencia del yo individual en aras de un renacimiento espiritual, la superación de los límites personales y la integración con algo más grande, como la comunidad, la naturaleza o lo divino.
En muchas historias, la energía primordial puede ser utilizada tanto para el propio beneficio como de un modo altruista. Esta dualidad refleja la naturaleza ambivalente del poder, que puede ser canalizado hacia fines egoístas o en servicio a un bien mayor.
El uso de esta energía suele convertirse en una prueba moral para los personajes, quienes deben elegir entre el enriquecimiento personal o el sacrificio por el bienestar de otros, ilustrando así la lucha interna entre el deseo egoísta y la virtud.
A nivel psicológico la destacada analista Marie Louise von Franz advierte en su libro Shadow and evil in fairy tales sobre el uso utilitario de la energía creativa, de lo inconsciente “A menudo, las personas se acercan al inconsciente con un punto de vista utilitario o interesadas en el poder que este conocimiento les puede proveer : quieren explotar el inconsciente para volverse más poderosas, ser más saludables, dominar su entorno o determinar ellos cuál es la versión de si mismos que les resulta mejor.O lo abordan con la ambición secreta de adquirir una personalidad de maná. Su acercamiento al inconsciente no es genuino sino contaminado con un truco o con una actitud explotadora. El inconsciente es algo así como un hermoso bosque cuyos animales quiere atrapar o un campo del que quiere tomar posesión. Cuando la conciencia asume tal actitud, el inconsciente se vuelve también un embaucador… Quieren engañar y explotar al inconsciente, quieren meterlo en sus propios bolsillos con una ligera y sutil actitud de poder, y el inconsciente responde actuando en espejo…»
Jung, en este mismo sentido, plantea la madurez de la personalidad como una subordinación de nuestro ego, de nuestra expectativas conscientes, de nuestra voluntad y pensamiento racional con respecto al Sí-mismo “se alcanza la meta de la individuación con la sensación del sí-mismo como algo irracional, un ente indefinible al que el yo no se opone ni está sometido, sino del que depende y en torno al que gira en cierto modo como la Tierra alrededor del Sol. El yo individuado siente que es el objeto de un sujeto desconocido y superior a él”.
El estancamiento de la libido: la pérdida del alma
Cuando el movimiento de la libido deja de fluir, lo experimentamos subjetivamente como estancamiento, falta de motivación, apatía, ansiedad, depresión, afecciones psicosomáticas y desorientación. Estas afecciones son las que usualmente nos convocan a buscar un acompañamiento terapéutico.
En la Práctica de la Psicoterapia, Jung menciona: “lo que nosotros llamamos estancamiento de la libido constituye para el primitivo un hecho de inmediato perceptible: la vida ha dejado de fluir, las cosas han perdido su brillo, y plantas, animales y seres humanos ya no prosperan. El hombre moderno siente en tales circunstancias un parón (I am stuck [estoy estancado]), un desvanecimiento de las ganas de vivir y de la energía (me he quedado sin libido) o una depresión.
Desde la perspectiva junguiana el trabajo terapéutico en tal situación es descubrir o identificar hacia dónde está busca dirigirse la energía de la persona. La cuestión fundamental según Jung es “Qué es, en este momento y en este individuo, lo que representa el impulso natural de la vida”, la auténtica energía psíquica de cada persona.
El estancamiento de la libido, la disminución de la energía vital disponible es experimentada y nombrada en diversas culturas ancestrales como “la pérdida del alma”, se acude entonces al chamán que tiene la facultad de viajar al inframundo a recuperarla.
Jung resalta como el estancamiento, y la reacción movilizadora es un proceso anímico arquetípico que hace parte de muchos mitos y cuentos como aquéllos en “donde hay una raíz que abre una puerta cerrada o un animal que ayuda a encontrar el camino oculto. Dicho con otras palabras, el atascamiento es un acontecimiento típico provocado a lo largo del tiempo por reacciones y compensaciones típicas. De ahí que podamos contar con que algo equivalente aparecerá presumiblemente en las reacciones de lo inconsciente, por ejemplo en los sueños. Por tanto, en esos casos mi atención se dirige a los sueños”.
Los sueños como oráculo
En la religiosidad Yoruba, de manera similar a muchas otras tradiciones espirituales, se acude a oráculos, que funcionan como instrumentos para acceder a la sabiduría divina y al conocimiento oculto.
Estos oráculos, como el tablero de adivinación Ifá, permiten a los practicantes comunicarse con los espíritus y deidades, obteniendo orientación y revelaciones sobre diversos aspectos de la vida. A través de rituales y ceremonias, los babalawos interpretan los mensajes del oráculo, proporcionando respuestas y soluciones a los problemas y preguntas de los creyentes.
En la psicología junguiana, los sueños se consideran una especie de “oráculo”, ya que brindan acceso a los contenidos del inconsciente revelando dinámicas intrapsíquicas e información sobre los complejos del individuo. Esto incluye conflictos internos, deseos reprimidos, aspectos no integrados de la personalidad y heridas psíquicas pendientes de sanación.
Los sueños nos proporcionan información sobre el «gradiente natural» de la libido y el flujo espontáneo de la libido en cada persona.
“En muchos casos, los sueños remiten al pasado y recuerdan cosas olvidadas y perdidas. A menudo, estas detenciones y desorientaciones se producen cuando el modo de vida se ha vuelto unilateral. Entonces puede darse de repente una llamada «pérdida de la libido». Toda la actividad que se había desarrollado hasta ese momento pierde por completo su interés, su sentido, y de repente sus metas dejan de ser deseables. Lo que en una persona es un humor pasajero puede convertirse para otra en un estado crónico. En estos casos sucede a menudo que otras posibilidades de desarrollo de la personalidad están sepultadas en algún lugar del pasado y nadie lo sabe, ni siquiera el paciente. Pero el sueño puede descubrir sus huellas.
Favorecer el movimiento de la libido: la imaginación activa
Dentro de las creencias yorubas se considera que los rituales y ciertas prácticas espirituales son necesarias para mantener un nivel alto de Ashe. Además, se utilizan objetos sagrados para canalizarlo y potenciarlo. Se cree además que el Aché puede emanar del cuerpo humano a través de la palabra, el canto, la danza y el toque de tambores.
En Símbolos de transformación Jung menciona como entre algunas comunidades indígenas americanas existe el concepto de Wakan aludiendo a las relaciones con la energía primordial “A través del ayuno, de la oración y de las visiones, el hombre puede volverse wakan… Por eso se reza a las armas antes de luchar (para fortalecerlas a base de cargarlas de libido). Mediante el wakan se establece la relación entre lo visible y lo invisible, entre lo vivo y lo muerto, entre la parte y el todo de un objeto”
El trabajo con los sueños al interior de la psicoterapia junguiana tiene como uno de sus objetivos aumentar la eficacia de la capacidad transformadora y movilizadora de los símbolos que allí emergen.
Además del trabajo con los sueños, Jung desarrolló una técnica de diálogo con lo inconsciente a la que denominó la Imaginación activa. Ésta consiste en dar la oportunidad de expresarse a los contenidos de lo inconsciente, haciendo uso de su capacidad para la personificación. Se propone entonces entrar en contacto con nuestro personajes interiores, escucharlos con atención y rigurosidad, interactuando y conversando con ellos como si fueran entidades reales.
Nuestros personajes interiores pueden ser evocados a través de la imagen de un sueño, una emoción intensa, un síntoma. Cada persona posee una modalidad que facilita dicha comunicación. Hay personas que son sensibles a las voces interiores, otras perciben imágenes visuales, algunas se expresan mediante movimientos corporales en una especie de danza. Para otros el contacto con lo inconsciente es posible a partir de la escritura automática, técnica de la que hicieron uso los surrealistas.
La libido como concepto específicamente psicológico
Jung se nutre para la construcción de su modelo psicológico de planteamientos de la filosofía, la antropología y el estudio comparado de mitología y religiones, disciplinas que le aportan imágenes y conceptos relevantes a nivel psíquico.
La psicología junguiana al referirse a dioses, daimones, alma, ser profundo, energía vital, no está presuponiendo la existencia de entidades metafísicas, ni reflexionando sobre su naturaleza, lo cual es ámbito de otras áreas del conocimiento.
En el contexto de la psicología analítica, dichos términos deben ser concebidos como conceptos relativos a imágenes o factores psíquicos, que es posible observar en la práctica clínica, así como en manifestaciones simbólicas presentes en mitologías y expresiones artísticas y filosóficas de diferentes lugares y tiempos.
La psicología analítica hace uso de la observación y la reflexión fenomenológica para la comprensión de fenómenos psicológicos, así como para la aplicación de dichos conocimientos, como método terapéutico encaminado al bienestar y la salud mental de las personas.
Jung en este sentido aclara que su concepción de la libido es psicológica y no vitalista “ He propuesto definir la hipotéticamente aceptada energía vital, en atención a la aplicación psicológica que pretendemos darle, como libido y diferenciarla del concepto de energía universal, salvaguardando así el privilegio de la biología y la psicología para la creación de conceptos propios. Con ello no pretendo en modo alguno prevenir al bioenergético, sino confesarle con toda franqueza que he utilizado el término «libido» expresamente para nuestro uso y hará el suyo, el bioenergético podría proponer los términos de «bioenergía» o «energía vital».
En su ensayo de exposición de la teoría psicoanalítica de 1914 expresa «que la libido con la que operamos no sólo no es concreta o conocida, sino que es realmente una x, una pura hipótesis, una imagen o una moneda tan inasible concretamente como la energía del mundo de las representaciones físicas».
Psicólogo Clínico – Psicoterapeuta Junguiano
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