Subir y bajar:  el tránsito por los opuestos  como  camino al equilibrio

“Ascensus y descensus, altura y profundidad, ir hacia arriba y hacia abajo describen una realización emocional de los opuestos, que paulatinamente conduce o ha de conducir a un equilibrio. Por eso este tema aparece también muy a menudo en los sueños como subida- y-bajada-de-la-montaña, subida de escaleras, subir y bajar en ascensor, en globo o en avión, etc”  Carl Jung en Mysterium Coniunctionis

Se reconoce al filósofo presocrático Heráclito como uno de los primeros pensadores en contribuir  a la  reflexión sobre las polaridades constitutivas de  la existencia.  

Para Heráclito, no hay  equilibrio si no hay conflicto, es decir,  si no se presenta una tensión entre dos puntos.  En su filosofía  se aprecia también  la noción de la constante transformación de la naturaleza, de su funcionamiento cíclico,  y la interdependencia de los elementos que la conforman, actuando así,  como una unidad  “Lo vivo y lo muerto son una misma cosa en nosotros, lo despierto y lo dormido, lo joven y lo viejo: lo uno, movido de su lugar, es lo otro. Y lo otro, a su lugar devuelto a uno.” manifestó. 

El Taoísmo chino, a partir de la popular imagen del Yin-Yang, es probablemente la tradición filosófica que más aportes  nos ha brindado  acerca de  la complementariedad  entre  los opuestos. El Yin alude  a lo frío, húmedo, receptivo, suave, oscuro, relacionado con lo femenino. El Yang representa lo luminoso, lo seco, lo duro, lo masculino. Para el Taoísmo esta dualidad estaría presente en todas las cosas y fenómenos presentes en el universo. 

La psicología analítica  se encuentra atravesada fuertemente por la noción de las polaridades complementarias, para Jung “es el antiguo drama de los opuestos, que se lucha en cada vida humana”. La paradoja es también parte importante de su propuesta psicológica, en uno  de sus escritos manifestó “algo solo es verdadero  si lo contrario también es cierto” 

Para la psicología junguiana la energía para el desarrollo y maduración de la personalidad emerge de la tensión de las polaridades internas que nos constituyen (consciente-inconsciente, masculino-femenino, introversión-extroversión, persona-sombra)  “La vida sólo nace de la chispa de los opuestos”  plantea Jung

Lo femenino y lo masculino, desde esta perspectiva, no son equivalentes a hombre y mujer, sino que hacen referencia a fases de un sistema dinámico de complementariedad y equilibrio. Tal como se desprende de la noción china del yin y yang. Cuando yang -lo masculino, el patriarcado-, ha llegado a su extremo, se originara el yin -el retorno de lo femenino-. Yin y yang por lo tanto, no son elementos independientes, sino dos fases de un mismo fenómeno, bajo una visión cíclica y relativa del universo.

Se considera así mismo que los aspectos que componen una polaridad hacen parte de una unidad interdependiente, de tal manera que un polo no puede existir sin el otro.   Jung al respecto afirma  que “incluso una vida feliz no puede existir sin una medida de oscuridad, y la palabra «feliz» perdería su significado si no estuviera equilibrada por la tristeza”

Para que se lleve a cabo el movimiento, el funcionamiento adecuado,  es necesario, por ejemplo, cuando estamos pedaleando en una  bicicleta,   ir alternando una energía activa y una receptiva en nuestros pies.  Lo mismo sucede en la danza, que es necesaria la compensación de los apoyos  y los pesos en uno mismo y con la pareja para que el movimiento fluya. 

 A nivel psicológico Jung  expresa lo anterior de la siguiente manera “En términos de energía, la polaridad significa un potencial, y donde existe un potencial existe la posibilidad de una corriente, un flujo de eventos, porque la tensión de los opuestos lucha por el equilibrio”

Si, por ejemplo,  la noche y el día se excluyeran  mutuamente, si en la tierra solo hubiera  día o noche, la vida no sería posible. En el ritmo armónico de la noche y el día se sustenta el equilibrio  que permite la creación  de la vida en nuestro planeta.

 Cuando es de día o verano en la mitad del planeta, es de noche o invierno en la mitad opuesta. Los períodos de luz siguen a los períodos de oscuridad.  La noche se define por la ausencia del día; el día por la ausencia de la noche, de lo anterior se desprende  que uno no puede existir sin el otro.  

Cuando nos identificamos con alguno de los polos y lo asumimos en términos absolutos en lugar  de relativos, dinámicos y cíclicos,  se genera un desequilibrio, se rompe la vinculación interna que permite el movimiento armónico.  

En los sistemas que se encuentran altamente polarizados o se produce una profunda transformación que permite el retorno al equilibrio o se destruyen porque  resultan inviables.  La polarización por lo tanto no solo es una fuerza creativa sino que también es potencialmente una fuerza que puede llegar a aniquilar un sistema.  

 Para que las polaridades se equilibren y se vinculen armónicamente, necesitan alternarse de forma rítmica, como un péndulo,  sin llegar a los extremos y separarse.  Necesitamos además mantener un centro, un punto que las vincule.  En el pensamiento dicotómico, polarizado, quedamos atrapados en el razonamiento de lo “uno o lo otro” en vez de “ambos”. 

Las polaridades están destinadas, para mantenerse vivas, a armonizarse, a entenderse  y darse el tiempo para “hacer lo que le corresponde” a cada una.  El poder de las polaridades es energizar y transformar la vida, para “hacer que el mundo gire”. La búsqueda de la corrección de los desequilibrios es una ley que afecta diversidad de fenómenos que actúan de manera sistémica.

A nivel psicológico la  unilateralidad en alguno de los aspectos de una polaridad interna se compensa con el advenimiento  de su opuesto. Lo anterior hace parte de los mecanismos de autorregulación intrínsecos  de la psique, que promueven la armonía de los contrarios en síntesis cada vez de una mayor complejidad.   

 Para Jung, los sueños, las fantasías, los síntomas psíquicos, son los modos en que se promueve la compensación, la maduración y el equilibrio interno en los individuos. 

Jung planteó además  que la corrección  de la unilateralidad psíquica puede darse igualmente a partir de lo que podría denominarse como circunstancias sintomáticas en el mundo externo.  “La regla psicológica dice que cuando una situación interna no se hace consciente, sucede afuera, como  destino. Es decir, cuando el individuo no se vuelve consciente de su opuesto interno, el mundo debe forzosamente representar el conflicto y dividirse en mitades opuestas”  

Las crisis, que de tanto en tanto nos suceden, se consideran entonces  como la manera que tiene la psique de promover  la reorganización y actualización de la personalidad. Son la posibilidad darle paso a nuevas perspectivas,  a nuevas formas de vida más integrales. “En todo caos hay un cosmos, en todo desorden un orden secreto, en todo capricho una ley fija, pues todo lo que funciona se basa en su opuesto” manifestó Jung

Para la psicología junguiana el desarrollo de la consciencia, la madurez de la personalidad se encuentra relacionado  con la capacidad de asumir paradojas cada vez de una mayor complejidad;  de poder percibir la unidad que subyace a las polaridades; lo uno y lo otro relativos e interdependientes.  

No se trata de si lo uno o lo otro es lo correcto o adecuado, sino de cuándo, dónde y cómo lo es cada uno de ellos. No hay correcto o incorrecto, bueno o malo absolutos en ninguno de los aspectos de una polaridad. Sólo hay equilibrio o desequilibrio. Lo anterior está relacionado con lo que algunas tradiciones filosóficas o espirituales nombran como trascender la ilusión de la dualidad.  

Para Jung la conciliación de lo opuestos se manifiesta como una paradoja que  no ocurre como efecto de la voluntad del ego,  sino que emerge a partir de la disposición para soportar la tensión interna. Al sacrificar la tendencia de nuestro ego infantil de refugiarse en una de las polaridades,  se asume entonces  el tránsito por la angustia de la incertidumbre, se acepta la incomodidad de la ambigüedad, el dolor del desgarramiento de lealtades aparentemente incompatibles, el miedo por lo desconocido. Nace entonces en nuestra psique, el tercero que trasciende el conflicto, el orden superior que se encontraba latente en el estado previo.

En  Libro Rojo  nombra la conciliación de los opuestos como el Supra sentido que surge de la tensión del sentido y el contrasentido “Si mediante el padecimiento de tu espíritu, has conseguido la libertad de aceptar también lo otro a pesar de tu suprema creencia en lo uno, porque también eres eso, entonces comienza tu crecimiento. “¿Quién es el que descendió del ser uno al ser dos? ¿Quién es el que desgarró su propio corazón para unir lo separado?” 

Se plantea que soportar la tensión de los contrarios  es  más llevadero si el ego encuentra su centro, un propósito, un sentido;  aquello que nos permite atravesar las adversidades sin desfallecer.  Sin un sentido el ego va a la deriva, arrastrado de un polo al otro por las circunstancias, sin consciencia ni responsabilidad. 

El sentido, el centro interno está relacionado con aquella frase de Nietzsche  acerca de que «Quien tiene un ‘porqué’ para vivir, encontrará casi siempre el ‘cómo’»   La búsqueda del   sentido singular es lo que nos permite sentir que nuestra vida vale la pena ser vivida, y es uno de los objetivos que se propone la psicoterapia junguiana.  

El  sentido se propone como  dinámico y relativo teniendo en cuenta que  las prioridades e intereses se van transformando a lo largo de nuestro ciclo vital.  Jung sin embargo plantea que una pregunta fundamental con respecto al sentido de lo que hacemos, de lo que estamos viviendo,  es si aquello se encuentra relacionado o no con lo eterno, con lo  fundamental, con lo profundo, con lo sutil, o si más bien tiene que ver con lo efímero, lo superficial, lo pasajero, lo literal.  

Es importante reconocer que los equilibrios, las certezas que alcanzamos, los sentidos que nos sustentan, son por naturaleza inestables, ya que el potencial de complejidad e integralidad de la psique nunca se acaba. En este sentido es que planteó Jung que “toda victoria contiene el germen de una futura derrota” 

Daniel Ulloa Quevedo

Psicólogo Clínico – Psicoterapeuta Junguiano

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Referencias Bibliográficas

FRANKL, V. E. (2502). El hombre en busca de sentido. Barcelona, Herder.

JUNG, C. G. (1990). Las relaciones entre el Yo y el Inconsciente. Barcelona: Editorial Paidós. 

JUNG, C. G. (1991). Arquetipos e Inconsciente Colectivo. Barcelona: Editorial Paidós 

JUNG, C.. G(1998). Símbolos de transformación. Barcelona  Paidós.

JUNG, C. G. (1993). La psicología de la transferencia. Barcelona, Planeta-Agostini

JUNG, C. G. (2007). Mysterium coniunctionis: investigaciones sobre la separación y la unión de los opuestos anímicos en la alquimia. Madrid, Trotta.

VAN DER STEUR, J. (2017). The power of polarities: an innovative method to transform individuals, teams, and organizations. Based on Carl Jung’s theory of the personality. Austin, TX, Polarity Institute.

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