«En la medida en que lograba traducir mis emociones en imágenes, es decir, hallar aquellas imágenes que se ocultaban tras las emociones, sentía tranquilidad interna. Si me hubiera abandonado por completo a mis emociones, lo más probable es que hubiera sido destrozado. Mi experimento me afirmó en la convicción de lo valioso que es, desde el punto de vista terapéutico, hacer conscientes las imágenes que se hallan detrás de las emociones»
Carl Jung
La imaginación ha sido denostada por el pensamiento racionalista y materialista desde la ilustración, considerándola con nulo valor para obtener conocimientos sólidos y productivos. Jung, sin embargo, reconoce el ámbito de lo imaginario, en el que se incluyen los mitos, los sueños y las fantasías como elementos que permiten el acceso a la complejidad paradójica de la psique, a las honduras de naturaleza humana y sobre todo a esa otra sutil realidad que nos habita y condiciona.
Se le reconoce a la imaginación la propiedad simbólica de unir y reconciliar polaridades; de expresar, sugerir y evocar lo inaprensible; de aproximarse comprensivamente a los fenómenos inclasificables a través del concepto y la racionalidad. El analista James Hillman propone a la imaginación como el lenguaje del alma.
El trabajo con los sueños al interior de la psicoterapia junguiana tiene como uno de sus objetivos aumentar la eficacia de la capacidad transformadora y movilizadora de los símbolos que allí emergen.
Además del trabajo con los sueños, Jung desarrolló una técnica de diálogo con lo inconsciente a la que denominó la Imaginación activa. Ésta consiste en dar la oportunidad de expresarse a los contenidos de lo inconsciente, haciendo uso de su capacidad para la personificación. Se propone entonces entrar en contacto con nuestro personajes interiores, escucharlos con atención y rigurosidad, interactuando y conversando con ellos como si fueran entidades reales.
Nuestros personajes interiores pueden ser evocados a través de la imagen de un sueño, una emoción intensa, un síntoma. Cada persona posee una modalidad que facilita dicha comunicación. Hay personas que son sensibles a las voces interiores, otras perciben imágenes visuales, algunos se expresan mediante movimientos corporales en una especie de danza. Para otros el contacto con lo inconsciente es posible a partir de la escritura automática, técnica de la que hicieron uso los surrealistas.
Imaginación activa
Jung diferencia el fantaseo ocioso con la imaginación activa destacando que en esta última, el ego asume una actitud activa, es decir no acata de manera pasiva y sumisa las voces e imágenes del inconsciente, sino que las interpela. La actitud activa, implica soportar y mantener la tensión con lo inconsciente, permitiendo que emerja lo que denomina la Función trascendente de la psique, es decir, un nuevo nacimiento, el surgimiento de una nueva actitud, producto de dicha confrontación.
La Función trascendente de la psique es la que posibilita la conciliación de opuestos aparentemente irreconciliables. Es el surgimiento de un tercer elemento o perspectiva, que incluye e integra los elementos que han estado en disputa. Es un proceso de conflicto, negociación y acuerdos transitorios.
La técnica de la Imaginación activa suele utilizarse en etapas avanzadas del análisis, ya que requiere un ego estructurado que soporte la tensión de los opuestos y no sucumba a una disociación o a una identificación con algunos de los contenidos de lo inconsciente.
Jung resalta que tomar en serio lo inconsciente no significa tomarlo literalmente, sino otorgarle crédito, brindándole la oportunidad de cooperar con la conciencia, en lugar de perturbarla de manera automática. Esta Cooperación de lo inconsciente se encuentra relacionada con el principio autorregulador de la psique, concepto fundamental en la perspectiva junguiana.
La imaginación como facilitador del mecanismo autorregulador de la psique
Para la psicología junguiana la energía para el desarrollo y maduración de la personalidad emerge de la tensión de las polaridades internas que nos constituyen (consciente-inconsciente, masculino-femenino, introversión-extroversión, persona-sombra). La psique posee una tendencia intrínseca a mantener un equilibrio entre dichas polaridades mediante mecanismos de autorregulación y compensación
El estado de equilibrio psíquico se ve alterado de manera regular por estímulos provenientes de la labilidad del mundo interno y externo. Las alteraciones exigen las modificaciones necesarias para adaptarse a los nuevos requerimientos, promoviendo en la psique una transformación hacia estructuras de cada vez mayor complejidad e integralidad.
Los síntomas neuróticos (obsesiones, depresión, ansiedad, accidentes, somatizaciones, repetición de patrones de relación, autosabotajes) se consideran expresión de los intentos de la psique en la búsqueda de un estado de equilibrio superior. Una tentativa de crear conciencia a partir de los tropiezos.
El diálogo con la psique inconsciente a través de la imaginación permite que el mecanismo autorregulador de la psique actúe disminuyendo la necesidad de acudir a los fenómenos sintomáticos. Es de alguna manera anticiparse a los acontecimientos y eludir aquella sentencia junguiana por la cual, “todo aquello que no se hace consciente se vivirá en el exterior a manera de destino”.
El mecanismo de autorregulación de la psique, es denominado por el analista James Hillman, como nuestro Daimon interior. Con este concepto helénico pretende aludir a aquella fuerza que nos conduce por las «buenas y malas» a expresar nuestra vocación, nuestro particular llamado. La imaginación y la creatividad son un medio entonces para interpretar los guiños del destino, las señas de nuestro Daimon.
El desarrollo de la actitud simbólica que se pretende fomentar en la psicoterapia junguiana a través de la imaginación, nos permite huir de la estrecha literalidad de las circunstancias que vivimos. Nos brinda acceso a paradójicas lógicas subalternas. Nos vincula con la profunda polisemia de los acontecimientos a través símbolos, analogías y correspondencias.
Psicólogo Clínico – Psicoterapeuta Junguiano
Referencias Bibliográficas
Hillman, J. (1998). El código del alma. Barcelona, Martínez Roca.
Jung, C. G. (1981). Arquetipos e inconsciente colectivo. Barcelona, Paidos.
Jung, C.G (1993) Estructura y dinámica de la psique. Editorial Paidós,
Buenos Aires.
Jung, C. G. (2008). Los complejos y el inconsciente. Madrid, Alianza.


[…] Artículo relacionado Imaginación y creatividad en la psicoterapia junguiana […]
Me gustaMe gusta