Eco-ansiedad y crisis ecológica:  una perspectiva junguiana

La influencia del comportamiento humano sobre el ecosistema  ha sido tan significativa en los siglos recientes, que se ha llegado a plantear como constituyente de  una nueva era geológica a la que el premio nobel de química Paul Crutzen denominó Antropoceno.

Hay consenso en la comunidad científica con respecto a la  advertencia de que el modelo de producción  y consumo predominante, así como muchos de los hábitos individuales y colectivos que caracterizan el estilo de vida en la  sociedad contemporánea, han estado  y siguen generando un desequilibrio ecológico  que  está poniendo en riesgo la viabilidad de la vida humana, así como  de otras formas complejas de vida, en nuestro planeta.  

Muchos de los efectos perjudiciales  de la actividad humana  en el ecosistema  se consideran  ya irreversibles y las repercusiones negativas  es posible identificarlas desde hace décadas. Los investigadores consideran que  nos encontramos en un punto de inflexión para cambiar el rumbo  y  que las próximas generaciones no se vean tan severamente afectadas en sus condiciones de vida. 

Eco-ansiedad

Desde hace algunos años  se ha comenzado a introducir el término Eco-ansiedad, haciendo referencia al malestar emocional que padecen muchas personas como reacción  al  deterioro creciente de la naturaleza por causas antropogénicas (como efecto de la acción humana) así como por las consecuencias  presentes y futuras que dicho deterioro conlleva para ellos mismos o para otros.   

Las emociones relacionadas con la eco-ansiedad además del miedo  y preocupación son: ira, desesperanza, tristeza, ansiedad existencial, impotencia, frustración y desesperación.  

En la literatura científica conceptos  relacionados con la eco-ansiedad son duelo ecológico, sostalgia, ansiedad climática, trauma ecológico, eco-fobia, depresión verde.

La sostalgia es un término acuñado por  el filósofo ambiental  Glenn Albrecht y se refiere  a los  sentimientos de duelo y de tristeza con respecto al lugar perdido: fuentes de agua que disminuyen, paisajes naturales intervenidos de concreto, biodiversidad en paulatino declive. La  ansiedad ecológica por su parte alude más a la preocupación sobre la posibilidad de un cataclismo ambiental así como por los efectos futuros del creciente deterioro. 

Las  investigaciones destacan  que los jóvenes, así como los niños y niñas son los que más experimentan emociones  relacionadas con la eco-ansiedad. Lo anterior se atribuye a que la crisis ambiental les expone a un futuro incierto y hostil, sobre el cuál se perciben con poca capacidad de incidir de manera favorable. 

Se evidencia también que las personas  cuyo modo de vida implica un fuerte vínculo con la tierra como es el caso de las comunidades indígenas o personas que  por su oficio y actividades se encuentran con mayor contacto con la naturaleza como: agricultores, biólogas o ecologistas, científicos del clima, entre otros;  que al poder observar o tener información  de primera mano sobre  los cambios y efectos negativos en la biodiversidad, en los patrones trastocados de la naturaleza, en la disminución de las fuente hídricas etc… tienen una mayor posibilidad de experimentar ansiedad relacionada con la crisis climática en comparación con personas que no son conscientes de la gravedad de la situación.  

Algunos activistas ambientales manifiestan que su eco-ansiedad está relacionada con la impotencia de no contar con el poder político para incidir en los cambios necesarios y la frustración con respecto a la negligencia que perciben en los responsables de estas políticas.

A partir del 2017 se le ha dado a la Eco-ansiedad  una mayor cobertura en los medios de comunicación, en muchas  ocasiones relacionada con la figura de la jóven activista Greta Thunberg, quien ha hablado de manera abierta sobre su ansiedad sobre el cambio climático.   

Injusticia ambiental

Aunque los efectos de la crisis ecológica afectan a todos los sectores de la sociedad a  escala  planetaria, son las personas y las poblaciones en condiciones de precariedad o pobreza las que resultan más vulnerables y perjudicadas. 

Hay lugares de la tierra que se están convirtiendo en inhabitables y las personas con bajos recursos cuentan con menor márgen de elección con respecto a la ubicación de sus viviendas o lugares de sustento.

Según datos  de la ONU millones de personas se ven forzadas cada año  a abandonar su hogar y mudarse  a otras zonas de su propio país o de otros países debido a los peligros  asociados  a  la creciente intensidad y frecuencia de eventos climáticos extremos  relacionado con la incidencia de la actividad humana en el ecosistema(como lluvias inusualmente fuertes, sequías prolongadas, desertificación, degradación ambiental, ciclones o aumento del nivel del mar)

Se resalta por parte de varios analistas que la manera como está planteado el  bienestar  y la economía de los países más industrializados tiene  muchísimo mayor impacto  ecológico negativo que el de los países menos industrializados  cuyas poblaciones a su vez son las que  resultan siendo más perjudicadas.

Algunos autores  plantean que la eco-ansiedad se suma a las ansiedades emergentes en la sociedad contemporánea por la exposición   a un contexto altamente dinámico, incierto e incontrolable relacionado con la fragmentación de los referentes tradicionales en las normativas y significados en diferentes ámbitos: género, familia, sexualidad, trabajo que caracterizan la  llamada posmodernidad en la que habitamos. 

Eco-ansiedad adaptativa

 Se plantea que la mayoría de las formas en las que se manifiesta la  eco-ansiedad en las personas no son clínicas o “patológicas” sino que pueden ser consideradas como una reacción no sólo normal sino además necesaria y  adaptativa, en la medida puede alentar la  reflexión y la acción  con respecto a las  actitudes que se reconocen como  indispensables  para promover  un alivio al deterioro gradual del ecosistema. 

La  eco-ansiedad adaptativa o práctica se considera entonces  como un malestar emocional que surge  ante una evaluación acertada sobre la gravedad de la crisis climática  y  puede conducir a lo que se denomina una eco-consciencia o eco-lucidez.  

En este sentido muchas personas reportan que además del dolor psicológico, su eco-ansiedad les ha llevado a buscar información especializada, a repensar su comportamiento ecológico y a procurar construir más sostenibles y resilientes estilos de vida, tanto individuales como comunitarios. 

Eco-ansiedad paralizante

Se reconoce igualmente  que  algunas personas pueden presentar una eco-ansiedad paralizante  que se describe cómo la experimentación de  grandes dosis de culpa, vergüenza, ira o preocupación, que les conduce a estados severos   de desesperanza, impotencia y frustración.  

Algunas personas afectadas por eco-ansiedad realizan por ejemplo cálculos  de manera obsesiva sobre el impacto ambiental de cada una de sus actividades cotidianas y soportan un fuerte malestar emocional al  no poder responder a sus expectativas.

Algunos estudios relacionan la eco-ansiedad paralizante con la excesiva exposición a la noticias e información sobre la crisis ambiental.  Esta sobreestimulación se facilita por las redes sociales y los teléfonos celulares que nos  permiten estar conectados a información potencialmente perturbadora de manera constante, lo que puede conducir a que las personas se sientan “quemadas” o profundamente abrumadas. 

Se propone que en ocasiones los casos severos de  eco-ansiedad  se encuentran relacionados con trastornos de ansiedad preexistentes.

Desde el  año 2020 han  comenzado a publicarse libros en los que se proponen estrategias para gestionar la eco ansiedad y conducirla hacia su aspecto más constructivo. 

La perspectiva junguiana: el planeta como sistema

Para la psicología junguiana  el planeta,   la psique colectiva y la psique individual funcionan de manera sistémica e interrelacionada, es decir, como una especie de organismo compuesto de elementos interdependientes,  que se encuentran supeditados  a mecanismos internos  de autorregulación que promueven el equilibrio  y la evolución  del propio sistema. 

El planteamiento del planeta como una especie de organismo vivo que funciona de  manera sistémica  es cercano a la hipótesis Gaia  propuesta por James Lovelock  en 1979, siendo apoyada y extendida por la bióloga Lynn Margulis.​

La crisis ambiental está relacionada con la disminución de la capacidad  del planeta para autorregularse y regenerarse debido a que el ser humano  ha desatendido en su accionar  las lógicas naturales que lo permiten. Cuando los mecanismos de autorregulación son insuficientes  los sistemas pueden colapsar generando un nuevo equilibrio en unas condiciones radicalmente diferentes al del sistema anterior.

Lo que es adentro es afuera

La psicología junguiana asume como parte de su propuesta antropológica la imagen presente en diversas tradiciones con respecto a la relación e interacción entre el macrocosmos y el microcosmos.  Está idea   puede entenderse también como la dinámica interactiva  entre el adentro y el afuera, entre el mundo físico y el mundo psíquico, entre el ser humano y la naturaleza.

Se plantea  que existe un paralelismo y correspondencias  entre los diferentes sistemas y elementos, de manera que  funcionan como expresión de una totalidad. 

Lo que sucede en el planeta, tiene repercusiones y es un reflejo de lo que sucede en la psique colectiva y se refleja también en la dinámica de nuestra psique individual

La sincronicidad .

La comprensión  sobre la relación del mundo interno o psíquico  con el mundo externo o el mundo físico es a lo que quiso atender Jung con su conceptualización sobre la sincronicidad.

Una de las expresiones de la sincronicidad es la relación de un fenómeno físico y un psíquico, no de manera causal sino simbólica; por ejemplo la imagen de un sueño y un acontecimiento del mundo exterior. Para Jung la psique y la materia son expresiones distintas de una misma realidad unitaria. 

Entrelazamiento cuántico

En la construcción del concepto de sincronicidad participó el premio nobel de física Wolfgang Pauli. La física cuántica ha demostrado empíricamente el entrelazamiento cuántico consistente en que las   partículas elementales que han estado unidas mantienen un vínculo de información a pesar de que posteriormente estén separadas por miles de kilómetros. 

Experimentalmente se ha verificado que si se afecta a alguna de las partículas la otra se ve alterada de manera sincrónica. 

Si, como al parecer, todos los elementos que componen el universo, incluyéndonos, son consecuencia de una gran explosión de una masa densísima, se puede inferir que a nivel subatómico continuamos manteniendo un vínculo con el universo entero.

El hacedor de lluvia

La historia preferida de Jung para ejemplificar la imagen de la sincronicidad y la relación del mundo interno con el mundo externo es la del Hacedor de Lluvia.

En cierto pueblo chino no había llovido durante varias semanas, por lo que se buscó a un hacedor de lluvia. Al llegar el anciano se fue directamente a la casa que habían preparado para él y se quedó allí sin realizar ninguna ceremonia hasta que al tercer día llegaron las lluvias. Al preguntársele que cómo lo había hecho, explicó que al llegar al pueblo, se había dado cuenta de la ausencia de un estado de armonía, de tal manera que los ciclos de la naturaleza no estaban funcionando de manera conveniente. 

Como este estado de desarmonía lo había afectado también a él, se recluyó para reestablecer su equilibrio, y cuando este equilibrio se restableció de acuerdo al patrón natural, la lluvia cayó.

Una lectura posible desde la perspectiva junguiana sobre la eco-ansiedad es que, de manera similar a lo que le sucedió al hacedor de lluvia, nuestro estado emocional se ve perturbado y afectado por el desequilibrio del sistema psíquico colectivo y planetario del que hacemos parte.  La eco-ansiedad puede leerse como  una alarma, una señal  de ese desequilibrio para que se pongan en marcha las acciones necesarias para evitar el colapso. 

El Sí Mismo

El patrón natural perturbado que se menciona en la historia del Hacedor de lluvia se encuentra relacionado con la imagen, presente en muy diversas tradiciones, de una una misteriosa fuerza que es origen y motor de todo lo existente,  una energía que brinda armonía y estructura  al  caos. 

A este principio primordial se le ha llamado Tao, Logos, Sentido y -con características similares-, es el fundamento de las principales religiones orientales como el taoísmo, el budismo, el hinduismo, el zen. 

Se considera que las diferentes expresiones  de la naturaleza, los animales, las plantas, los minerales, así como  los diferentes ciclos y ritmos que se experimentan en múltiples niveles, son expresión de este principio que se encuentra  subyacente a todo lo manifestado. 

Este concepto,  que se concibe como  paradójico e inasible en su esencia,  guarda importantes similitudes con el  arquetipo central   que se propone en la psicología junguiana  como el factor que promueve la autorregulación y la evolución de la psique individual y colectiva al que Jung  denominó como el Sí mismo o Self.  

El Alma del Mundo

Jung plantea la existencia de lo Inconsciente Colectivo, una matriz común, de la que emergen  los patrones simbólicos que se pueden observar en la mitología de todos los pueblos y que contienen la sabiduría acumulada de millones de años de evolución. 

El inconsciente colectivo se puede entender como el “alma del mundo” que nos vincula a todos los individuos como especie, y nos vincula también como los demás seres y elementos con los que compartimos el planeta. 

Desde la perspectiva del alma del mundo el deterioro ambiental manifestado en especies animales o vegetales que dejan de existir se consideran  también pérdidas de imagenes del alma, son vacíos, heridas que se abren en nuestra psique colectiva e individual  y que pueden llegar a manifestarse como eco-ansiedad. 

La Umbra Mundi

El analista junguiano Murray Stein propone  la imagen de la Umbra Mundi -la “sombra del mundo”- para comprender la situación colectiva que estamos atravesando.  “El futuro está oscurecido. Estábamos a la luz del día, como parecía, y ahora está oscuro y el camino por delante está ensombrecido. Lo notable de este tiempo presente es que es universal. Realmente es un Umbra Mundi. No es un fenómeno local, un estado de ánimo personal o un sentimiento pasajero. Es una realidad objetiva. Estamos en la oscuridad, globalmente… Estamos en el bosque oscuro y la incertidumbre lo ha infectado todo. Quizás aparezca un Virgilio para acompañarnos durante esta noche. Tenemos mucho que aprender en Umbra Mundi”, manifestó en una entrevista relacionada  con la pandemia. 

La naturaleza como madre terrible

El proceso de desarrollo psíquico es concebido por la psicología junguiana como un movimiento en espiral ascendente  que  implica la construcción de un  ego lo suficientemente fuerte para no ser disuelto por lo inconsciente, y a la vez,  con la flexibilidad apropiada para conseguir nutrirse  y ser afectado por el influjo de lo arquetípico, esto es,   de  lo instintivo, de los mecanismos de autorregulación interna, de las pulsiones  que contienen la sabiduría atemporal de la naturaleza.

Se considera que en el proceso de la evolución de la Conciencia colectiva en la cultura occidental se ha pasado de la inconsciencia matriarcal con predominancia de lo instintivo, el animismo y lo colectivo, al escepticismo patriarcal en el que han primado la racionalidad y el individualismo. 

 Neumann plantea una ley fundamental de la psique tanto individual como colectiva. El Self, la imagen de la divinidad, el impulso a la totalidad,  el factor interno que promueve el desarrollo, se disfraza o se viste del arquetipo hacia el cual el progreso debe avanzar; a su vez qué el arquetipo previamente dominante se constela en su aspecto negativo.

Es así, que el disfraz de la divinidad  en el patriarcado, a lo que se le rinde culto y pleitesía, que es ideal y meta,  hace referencia a todo aquello que facilita la construcción del ego y la consciencia, esto es: la voluntad, la racionalidad,  la objetividad, el progreso, las alturas, el intelecto, la diferenciación. Estos aspectos se suelen relacionar tradicionalmente con el principio  masculino, lo activo, el Yan.

 La fase a superar por su parte,  el arquetipo anteriormente dominante, lo inconsciente y la naturaleza, son  percibidos entonces  como una  fuerza seductora  que es antítesis de la energía ascendente del desarrollo del ego y de la civilización. 

La naturaleza entonces se constituye en  la Madre Terrible, el dragón devorador  con el  que es necesario batallar y someter para no verse aniquilado.  

La naturaleza se relaciona entonces en el patriarcado con lo diabólico, lo irracional, lo primitivo, lo emocional, lo abismal, lo arcaico, lo caótico, aspectos que se relacionan con el principio femenino, el Yin.

El miedo siempre viene acompañado de rechazo, de evitación,  odio y  distanciamiento. El temor a lo inconsciente se manifiesta como devaluación, negación  y desprecio  a todo lo que se relaciona con el principio femenino:  la naturaleza, las mujeres, el cuerpo, la intuición.

Lo anterior   ha conducido a una relación instrumental, abusiva, de explotación y sometimiento con las diversas expresiones de estos aspectos relacionados con lo femenino.

Hybris colectiva

Jung describe la civilización occidental como en estado de Hybris, de soberbia y  endiosamiento, en la que predomina una actitud depredadora y de rapacidad en diferentes ámbitos. 

La identificación con la luz, el intelecto, el progreso y la racionalidad ha desencantado el mundo, la materia y la naturaleza, la cual  ha perdido  el carácter numinoso y  sagrado que tuvo para los pueblos ancestrales. 

Para Jung “El ser humano se siente aislado en el cosmos. Ya no está arropado por la naturaleza y ha perdido su participación emocional en los acontecimientos naturales que hasta ahora habían tenido un significado simbólico para él”. 

Lo anterior ha generado una “nostalgia del mundo desvanecido” a la vez que un  estado de desorientación y fragmentación interna que exige una transformación colectiva de principios y símbolos básicos, para así,  recuperar nuestra participación en la trama  de la vida de la que hacemos parte.

El sujeto emergente en el mundo contemporáneo  se considera entonces  un ser incompleto y unilateral, poseído por un espíritu androcéntrico (el ser humano como amo y señor del universo).

 Gracias a la tendencia intrínseca e irrenunciable de la psique hacia la totalidad se promueve entonces la transición a una una siguiente etapa que se plantea como la posibilidad para la redención de los elementos psíquicos desatendidos. Una fase de integración de lo que ha sido denostado nombrada por Neumann como fase de Transformación.  

La eco-ansiedad puede ser una expresión de ese anhelo de reconexión con la naturaleza, de volver a nutrirnos con la orientación reguladora de lo arquetípico, de lo simbólico.  

La redención de lo rechazado: el anhelo de oscuridad

La perspectiva junguiana sintoniza con  la visión de que la energía de lo femenino primordial y  del  aspecto oscuro de la divinidad se encuentra fuertemente constelado de manera colectiva  exigiendo una vez más su reconocimiento consciente. 

La artista  China Galland  lo describe de la siguiente manera  “el anhelo por la oscuridad es una necesidad humana profundamente sentida..Esta es una oscuridad multivalente. Esta es la oscuridad de la sabiduría antigua , de la gente de color, del espacio, del útero, de la tierra, de lo desconocido, del dolor, de la imaginación, de la oscuridad de la muerte, del corazón humano, del inconsciente, de la oscuridad más allá de la luz, de la materia, del descenso, del cuerpo, de la sombra del Altísimo”.  

El anhelo de oscuridad se relaciona con la exaltación por las figuras de María Magdalena, de Lilith, así como de personajes femeninos que a lo largo  de la historia  han sido rebeldes a la lógica de sometimiento y explotación, aportando la perspectiva del llamado pensamiento del corazón o del eros.

Aspectos relacionados con los vínculos, el cuidado, la integralidad, la visión holística. Perspectiva que se considera complementarias a la lógica de la segmentación y crecimiento predominante. 

Se considera que la perspectiva del principio femenino  es la que nos permite reconocer intuitivamente que el malestar de ciertos segmentos de la población -o de poblaciones enteras, el maltrato animal, la deforestación, la contaminación ambiental, son  fenómenos que nos conciernen de manera directa, como si de un órgano propio se tratar.

La analista junguiana  Marion Woodman relaciona el anhelo de oscuridad con simbolismo de la Diosa Oscura

 “El alma femenina es la que nos fundamenta;  nos ama y nos acepta en nuestra totalidad. Nuestro reto hoy es encarnar esto ..Ella preside la fertilidad, la sexualidad, el parto. Ella acepta su cuerpo como cáliz para el espíritu, Preside el carácter sagrado de la materia, El encuentro del sexo y el espíritu. Rechazada por el patriarcado, su energía ha ardido durante generaciones. Ahora irrumpe en nosotros y en el mundo, Exige reconocimiento consciente, Exige la redención de la materia”

Hay lecturas que proponen  que la herida de lo femenino denostado y que se encuentra en proceso de redención se manifiesta en depresiones, angustias y en afecciones  psicosomáticas que expresan simbólicamente la herida y el rechazo de lo femenino.

También en enfermedades autoinmunes y hormonales  pueden leerse como metáfora del fallo de los mecanismos de autorregulación del planeta; o en las afecciones en que lo no visible es operante como el dolor crónico o la fibromialgia.  Todas estas afecciones podrían interpretarse como manifestaciones de la eco-ansiedad.

La ecología profunda, el eco-feminismo, la ecopsicología  son  parte del movimiento colectivo que desde diferentes ámbitos  procura  responder al anhelo de re-encantamiento del mundo como medio para la recuperación de la unidad perdida de los individuos con otros individuos y del ser humano con la naturaleza.

Daniel Ulloa Quevedo

Psicólogo Clínico – Psicoterapeuta Junguiano

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